José Antonio Velásquez, pintor hondureño, fue considerado el primer pintor primitivista de América.Es en 1931 que decide mudarse a San Antonio de Oriente, un pequeño pueblo localizado a unos 30 kilómetros de Tegucigalpa, lugar que llega a amar tanto, que se convierte en la inspiración de la mayor parte de sus obras. 

Como primitivista, «sus cuadros tienen, como es lógico, defectos de perspectiva, pero pintados con atención al detalle, con fidelidad al color y con simpática ingenuidad, la misma que poseen las pinturas que se colocan como fondo en los nacimientos de Navidad en Centroamérica, e incluso sus personajes, y ese perro con el rabo levantado, que es casi su marca de fábrica, tienen mucho de figura de nacimiento».

En 1951, el Instituto de Cultura Hispánica en Madrid convoca la Primera Bienal Iberoamericana de Arte (reconocida por décadas), y en aquella ocasión histórica para el arte Americano, participaron por invitación los pioneros hondueños José Antonio Velásquez, Carlos Zúñiga Figueroa, Max Euceda, Ricardo Aguilar y Arturo López Rodezno.

Igualmente participó en la II Bienal Iberoamericana de Arte, posteriormente con seis cuadros en la de Sao Paulo, y luego como invitado del Presidente José Figueres a Costa Rica en 1971. Por invitación de la Unión Panamericana, Velásquez expuso sus obras en 1954 en Washington, D.C.

En Honduras recibió el Premio Nacional de Arte Pablo Zelaya Sierra en 1955 y la Orden José Cecilio del Valle en 1981.